Agua y Cristo, dadores de vida.

Agua y Cristo, dadores de vida.

martes, 18 de abril de 2017

 AMOR LOCO  (cuento breve)

Recuerdo con nitidez sólo a una mujer entre tantas que he visto. Ella canta enloquecida por las calles empedradas. La sigo con los ojos puestos en las baldosas que sus pies aprietan. Lleva puesta unas ojotas  y canta a viva voz por la ciudad atestada de amarguras y desolación. Avanza agitando sus brazos sin brazaletes, vestida con unos pantalones de tufo y remera corta de flores. Abre su boca que nadie cuida. Puede cantar y comer a la vez, escarbar un revoltijo y seguir con sus ojos llenos de brillo interior. Esta mujer maquillada de locura se atreve sola y yo ... una noche he decidido seguirla.
Entró en  una calle sin salida, oscura y sin porvenir . Era para mi difícil atreverme (pero seguí y entre en la cortada). Allí una portezuela algo mas chica de lo común la conducía a su refugio. Ella, antes de ingresar se quitó una peluca vieja y dejó caer sobre sus hombros su propio cabello, dejó la campera y también los zapatos. Yo, cautelosamente, me atreví a mirar hacia adentro.
Una cueva con blanda arena a modo de alfombra cubría el suelo y, sobre ella, un hombre imposibilitado le sonreía en la intimidad. Las palabras amorosas que se decían aflojaron el miedo que me envolvía, la arena bajo mis pies quitaban mis durezas y también, se tragaban mis lágrimas.
El amor cocinaba ante mis ojos en una lata, una sopa para dos y su enamorado, una risa ocurrente soltaba, cuando le contaba cómo había sido su día en los empedrados.
Mis ojos eran testigos de un amor increíble. Ese hogar sin dirección despreciaba la cordura y yo confirmaba dos cosas: Una, que muchas veces nada es lo que parece y la otra como decía Khalil Gibrán: "¡Por amor de Dios, corazón mío! oculta tu pasión."


1 comentario:

MADRE TERESA DE CALCUTA

MADRE TERESA DE CALCUTA