Agua y Cristo, dadores de vida.

Agua y Cristo, dadores de vida.

sábado, 20 de octubre de 2018

CAPÍTULO XXVII DEL QUIJOTE DE LA MANCHA

Quién menoscaba mis bienes?
       Desdenes.
¿Y quién aumenta mis duelos?
       Los celos.
¿Y quién prueba mi paciencia?
       Ausencia.
De ese modo, en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza
desdenes, celos y ausencia.
¿Quién me causa este dolor?
       Amor.
¿Y quién mi gloria repugna?
       Fortuna.
¿Y quién consiente en mi duelo?
       El cielo.
De ese modo, yo recelo
morir de este mal extraño,
pues se aumenta en mi daño
amor, fortuna y el cielo.
¿Quién mejorará mi suerte?
       La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
       Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura?
       Locura.
De ese modo, no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.
Comentario: La actitud definida de Miguel de Cervantes Saavedra de poner a cabalgar su fina y delicada alma sobre las ancas de su flaqueza junto a las gordas praderas de la amistad, deja a mi mente "claridad" en su poema hecho preguntas y respuestas.
La noche lo guarda en una mancha y el día, es quizás su caballo de batalla persiguiendo como tantos una quimera.
Enloquecí de gusto cuando visité Madrid y vi escrita en letras de bronce sobre el pavimento un pasaje del Quijote.
Entiendo su emoción, comprendo sus sentimientos y muchas muchas veces leo su espléndido poema que tengo siempre a mano sobre el escritorio.
Los temores hallan su salida. Don Quijote sortea el miedo, vence su cobardía con voluntad y coraje. De eso se trata la vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MADRE TERESA DE CALCUTA

MADRE TERESA DE CALCUTA