Agua y Cristo, dadores de vida.

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miércoles, 16 de abril de 2014

EL NATIVO

El nativo, caminante de la playa, resulta algo cargoso cuando intenta vender sus collares a quienes no llevan nada de adorno, sólo una malla, algún sombrero y muchas ganas de disfrutar de un rato de playa.
Carlos no tiene intensión de comprar nada, mas el nativo se le puso al lado y comenzó una y otra vez  a explicarle como enhebraba las heridas de su pobreza con trozos de mar; de pronto mas nativo se ha vuelto ese hombre porque Carlos, ahora, lo mira de frente, no tiene alternativa, y descubre que sus ojos son mas negros que su piel y que esos ojos están rojos de tanto caminar la playa y también cansados de ofrecer por años, los mismos collares.
Esos mismos ojos negros lo escudriñan a él de la misma manera. En ese momento, el turista era una persona como él que solo poseen la playa, Carlos deseó que se vaya porque no quería mezclar vidas en esa compra, algo se entregaba de él mismo y algo se llevaba del otro.A final,  el collar, quedaría guardado en algún cajón para recordar la presencia del nativo allá lejos en la playa.
Al final cuando Carlos disolvió la indiferencia hacia el nativo, sacó unas monedas de su bolsillo y fue entonces que las negras manos, colgaron suavemente el collar alrededor del cuello. Carlos se sintió un nativo en esas playas lejana, playas donde los ángeles guardianes de la naturaleza se encargan de enlazar a las tribus y a los hombres de la ciudad con un simple collar de caracoles, duras espirales que el mar obsequia y los hombres compran y venden.

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