Agua y Cristo, dadores de vida.

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viernes, 10 de marzo de 2017

LEYENDA DE LOS BAGRES

Venía sediento el Pampero buscando la cuenca rioplatense, venía desde la lejana Antártida, de pronto, giró bruscamente hacia el sudoeste, se encaprichó el indómito viento con el río Salado que desemboca en la bahía de San Borombón; no le gustó su pacífico cauce, ni tampoco su resplandor. En su violento giro el Pampero sin ninguna prudencia dio su lenguetazo sobre el río, levantó su aguas dejando una hoyada lodosa y dura. Como consecuencia llovió copiosamente no sólo agua, llovieron peces y escamas.
Unos bagres bigotudos con diminutos ojos en su vuelo, extendieron sus aletas frente a la fuerza bruta del viento, perdieron sus escamas por el pánico y erizaron sus ya largos bigotes. Cuando el frío viento se retiró aterrizaron los bagres, buscaron el río y sólo encontraron una laguna en el medio del monte, El agua de la laguna provenía del Salado y se dirigía como siempre hacia el mar. Desde entonces viven los bagres sumergidos en el fondo de la laguna, nunca recuperaron sus escamas y sólo salen de noche a comer como los gatos.
Sugerencia: Si los pescas de entre los juncos de la laguna, verás que al ponerlo sobre la tierra, tiene actitud de aprontarse para el vuelo, extiende sus aletas como alas de avión y mueve sus bigotes intentando despejar a los intrusos. No se asuste el pescador si de pronto al desenganchar el anzuelo de su boca, el bagre sale volando.

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MADRE TERESA DE CALCUTA

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