Agua y Cristo, dadores de vida.

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lunes, 17 de enero de 2011

Hermanos verdaderos.

Marieta y su hermano Jorge, llenaban casi toda la recepción del hotel Aguila Real de Génova, era imposible no verlos, traian como seis enormes valijas además de los bolsitos de mano. Ellos, ocupaban los dos sillones mas grandes del hall debido a que ambos tienen de un físico importante, vienen del interior de Argentina, les gusta comer, lo comprobé en el crucero, según ellos, desayunan apenas una mandarina, pero no sé... tengo mis dudas.
Jorge no quitaba los ojos de las valijas y Marieta charlaba con todos, una mujer encantadora, movía sus cabellos largos y siempre los estaba quitando de su cara. En el crucero nos volvimos a encontrar, la pregunta clásica, la pregunta que sale sin pensar, como un lenguaje protocolar le dije así.
 -¿Cómo estas Marieta? ...y nomás fue tirar esa pregunta al aire para que chocaran contra un corazón herido. Ahí estaba Marieta, me pareció una niña desamparada que toma la mano del hermano con la naturalidad que da el querer bien y sin conflicto, ese sólo detalle ya atrapó toda mi atención. Sus ojos vivarachos estaban llenos de lágrimas y no pudo dejar de hablar de su amado esposo que había muerto hacía dos años. Con él y su hermano, habían disfrutado estando todavía sano, un crucero inolvidable; Después, el dolor, la venta de la casa familiar y todo ese desarraigo, con sesenta años, parecía una jugada inesperada del destino; Yo que escuchaba cada palabra y resonaban en mí con gran fuerza, como si cada palabra fuera una gota de agua que cae desde arriba y hace mucho ruido al llegar, así yo escuchaba mientras trataba de llevarla suavemente hacia otro lado para que mi esposo no escuchara, pues él había sido tratado de un cáncer con éxito hacía cinco años. Mi persona como si nada, por eso, ella se explayaba en sus recuerdos, sin saber lo que en mí sucedía.
Unos días después los vi con un grupo ocasional y me acerqué pues había un libro sobre el que discutían, un libro de auto ayuda, ahí conocí la faceta que Marieta  sea quien es dijo:
-" Yo no puedo pensar que la mente por sí sola todo lo resuelva, en mi vida he aceptado los designios de Dios y también sé que sin la fuerza de su Presencia en mí y la comunión yo con mi mente solamente, no puedo vivir". Con esas palabras tan sencillas fue como decir: !Dios decide muchas cosa por nosotros y yo respeto, agradezco y confío! Esas palabras simplificaron todo lo que por ese corazón había pasado.

Transcurrieron los días y Jorge, se enamoró de una mujer de su edad, y yo que no no puedo callarme dije.-"Que bueno", me alegro por ti.¿Eres casado?-agregué.
Se agarró del sillón donde estaba apoyado y me contestó:-!Sí! y vos ¿Que pensás?
-Yo no sé tu historia, pero se resuelve con un divorcio, se aclaran las cosas hablando con los hijos y siendo como somos adultos todo es mas fácil.
-Mi esposa está hace treinta años enferma, es un pajarito, yo cuido de ella y ésta es la primera vez que me animo con una mujer. Comentó
Mi corazón me dió un vuelco, sentía que el aliento no me alcanzaba, pero sí una comprensión infinita. Ya no era una hermana, eran dos hermanitos, uno sosteniendo al otro arriba de un crucero, creo que tanta pena no cabía allí adentro, yo me iba fundiendo en el piso y ya no me quedaban fuerzas para llegar al camarote.

-¿A dónde puede ir alguien a ahogar tanta pena?- me pregunté y salí a cubierta, y vi el mar y la noche, y vi que de noche no hay horizonte, pero que si te levantas temprano, la luz del sol lo aclara todo y el brillo del mar te deslumbra, y a medida que pasa el día, el cielo y el mar cambian de color, y así es la vida, sólo hay que esperar que amanezca.

2 comentarios:

  1. Es verdad, a veces basta esperar para darnos cuenta que no todo es oscuridad en la vida.
    Un placer leerte Silvia!!!

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  2. Me encantan tus relatos! Por favor segui escribiendo...Soy tu fan lectora de treinta!

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MADRE TERESA DE CALCUTA

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