Agua y Cristo, dadores de vida.

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viernes, 11 de febrero de 2011

EL ANSIOSO

Cuando falta la reflexión, entra la ansiedad, el ansioso siempre está expectante de las cosas exteriores, su respiración, esta descontrolada y entonces busca el cigarrillo , la comida o excederse en el trabajo, jamás se puede relajar, todo eso lo hace usando sus sentidos, ojos, oídos, olfato, tacto, gusto.

Se sabe que el ansioso, se encuentra incómodo en su propia vida, y la incomodidad que lo moviliza no es comprendida por el individuo que la padece, ni conoce el impulso disparador.
La pieza fundamental de su vida que falla, es el control de la respiración. Si al sentirse ansioso, se conectara unos segundos con el elixir de la vida, "la respiración", retornaría a si mismo, se tranquilizaría.

Inspirar  suavemente, imaginando el perfume de una flor, que nunca se disipa, en un ambiente de luz, que ningún espacio contiene.....  eso...lo decía San Agustín, tal vez, no resolvería lo que química, física, herencia y circunstancias lo aquejan, pero si, lo serenaría de la forma mas bella.

Aire y Luz son, para los seres vivos, Esencia y Presencia.

A diferencia de la ansiedad, la angustia, es un sentimiento penoso, el ansioso siente satisfacción cuando entra en acción, en cambio, en el angustiado, el cuerpo se paraliza, se vuelve plomizo, al ansioso le falta algo, al angustiado algo le preocupa, el ansioso dice yo soy así, es mi personalidad, el angustiado quiere que le saquen su angustia. La sensación de todo angustiado es de estar solo y desamparado en un mundo hostil.

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MADRE TERESA DE CALCUTA

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