La felicidad de mi abuela pasaba por encontrar un reloj olvidado en la rama de un árbol.
!Cómo olvidarte abuela! Esas historias fantásticas que cobran vida en un niño, y después... llegan hasta mi los susurros de tus recuerdos.
Los días de campo de mi juventud, se hicieron cenizas, las manos que tejieron mis coloridos gorros de invierno, son mas que un recuerdo...como los relojes, son una caricia y un dolor.
!Aquí ! Voy a esconderte ahora, en un álbum de fotos y guiñándote un ojo, no olvidaré esa simpática idea:
"Siempre que vayas al campo donde hay un río, fíjate si alguien no olvidó un reloj colgado en un árbol".
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