Agua y Cristo, dadores de vida.

Agua y Cristo, dadores de vida.

jueves, 24 de mayo de 2012

EL PIANISTA


Distraído entre densas nubes pesimistas, el músico escapaba de su asiento buscando una nota entre sus dedos y el teclado, se diría que ni oía ni escuchaba. Las pocas luces que lo iluminaban parecían traspasarlo de tristeza. El  músico tocaba sus melodías a la medianoche, en un bar del gigante crucero, un trabajo solitario envuelto en el humo malicioso del cigarrillo y el murmullo de  los insomnes que, no pudiendo dormir, estiran la noche hasta que termina la hora del pianista.
Ignorado en un rincón del bar y frente a su piano, lo que para otros era ése un placentero trabajo, para él ese día, era una pesada faena.
De niño andaba incansable tras las notas melodiosas y su observador padre lo anotó en la academia sorprendiendo a mas de uno por su facilidad para las notas musicales. De tez pálida e insaciable entusiasmo por la música, no le preocupaba la vejez mas sí, la ausencia de quien le prodigaba amor y cuidados hasta hace poco, su esposa. Lo dejó un día, perdida entre los laberintos de la memoria y…  recordando….las teclas se le nublaron como se nublan los ojos cuando lloran o como  niebla  que esconde los colores y las formas y en el medio se asomaba el recuerdo de un rostro que lo mira sin entender, desde tan lejos. El pianista, animicamente debilitado, levantó sus manos del teclado interrumpiendo la melodía, junto a él revoloteaban con suavidad de brisa unos ángeles  dorados salidos del interior del piano y ...con un vértigo interior se dirigió a la puerta, la abrió y su intensión de sucumbir en ahogado llanto, se quebró ante la oscuridad del mar, extraño espejo del alma cuando nos sentimos derrotados. Esperó solo unas horas, esperó el amanecer. Nadie notó su ausencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MADRE TERESA DE CALCUTA

MADRE TERESA DE CALCUTA