Le murmuraba al oído y le susurraba palabras atrevidas para ella; La joven aun niña, acostumbrada al mimo de sus progenitores, esa brisa nueva le aumentaba su ego, le inflamaba la estima y una corriente distinta corrió por su lozana piel. Abrigada en ese calor y venciendo al crepúsculo, con un plácido sopor por sus miembros, se abrazó al joven muchacho y entre besos, los alcanzó la noche.
- Te verán los seres del bosque, los dueños del encanto juvenil- Propuso él protegiéndola, dándole la última posibilidad del no y aún así inflamada en vivo ardor, sería pronto una madre joven.

No hay comentarios:
Publicar un comentario