Agua y Cristo, dadores de vida.

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martes, 30 de agosto de 2022

        EL JUEGO DEL CALAMAR   -(impresión que me dejó)-   3/10/21

El despilfarro suele ser de una frialdad emocional que olvida al desvalido primero y a sí mismo después.

Morador de profundidades, se comporta con habilidad impulsando con su inteligencia a juegos macabros que se pierden en su tinta y gran tamaño. Si se sale de su línea pierde; devora al perdedor antes que la luz roja de su instinto lo detenga, cosa que el contrincante, siempre se entrega porque no tiene salida.  

En este juego no hay estrellas, biblicamente, las estrellas guían y aquí, los que pierden jamás las consultan. Un capitán de barco nunca deja de mirar al cielo para llegar a puerto seguro, como tampoco abandona a nadie que va en su barco. Las estrellas hablan con la claridad casi del sol y le dicen que no desperdicie la vida, que comparta en su embarcación la alegría que lo guía y, al recordar cada minuto la responsabilidad que le atañe, recordará también quien es y a donde se dirige.

El líder supervisa. Por eso sabe bien que la vida es un compromiso constante y si alguna vez prometió algo y no cumple es probable que la venganza sea terrible y se hunda en las profundidades del hábitat frío, será entonces un calamar. Ahí, en el fondo, no es casual que nadie lo llame, ni le recuerde. ¿Cuánto vale entonces la verdad? Vale casi como la vida, vale como la confianza en sí mismo y la depositada en otros.

La gente saca palcos para ver el juego del que vive de fracasos. Ponen ellos cara de conejos, de búfalos, de panteras, de alces. En realidad para mirar y que nadie vea quien es el que disfruta del horrendo espectáculo de la vida sin rumbo.

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MADRE TERESA DE CALCUTA

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