AL MAESTRO EN SU DÍA
Vi un árbol tallado, pensé que hablaba
vi manos entrelazadas y amores imborrables
caballos que cabalgan en todo tiempo y un solo lugar
vi una fragata majestuosa cruzar los mares y permanecer eterna
un gnomo dictando un poema y una ninfa corrigiendo una consonante
venerables maestros aceptan gustosos la colmena porque es miel y dulzura
una silla y una mesa echan raíces en el tiempo
vuela el árbol sobre un escritorio mientras duermen las ideas y los cambios.
Allá va el poeta hablando en el sendero y saludando al mas grande entre los grandes
al arraigado árbol que jamás se rinde y está ahí para enseñarte:
que la vida atesora en su atalaya hablar con el cielo y las estrellas.
maestro de maestros, el árbol nunca se rinde, el árbol muere de pie.
Silvia Frontera 11-9- 22
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