Con ojos cerrados, levanté un párpado, lo bajé, luego el otro y también lo cerré, con un ojo veía una puerta abierta y con el otro no. Un juego -pensé- y así sobre la almohada, abandoné el juego como quien pierde una batalla.
Entré por la puerta abierta, casi segura que era el baño, pero la confusión me trastornaba, había libros y mis ganas de vaciar mi vejiga eran tan fuertes que manoteé un mapa colgado y mirando sus colores me dije, falta mucho para llegar al puerto. Corrí por la cubierta del barco y al llegar a la proa una ola salpicó mi cara. Volví a mirar el mapa y salí por la puerta que había entrado, me di vuelta, abrí un ojo después el otro y encendí el velador.
Entré por la puerta abierta, casi segura que era el baño, pero la confusión me trastornaba, había libros y mis ganas de vaciar mi vejiga eran tan fuertes que manoteé un mapa colgado y mirando sus colores me dije, falta mucho para llegar al puerto. Corrí por la cubierta del barco y al llegar a la proa una ola salpicó mi cara. Volví a mirar el mapa y salí por la puerta que había entrado, me di vuelta, abrí un ojo después el otro y encendí el velador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario